Leed este artículo, es la editorial de "El Telégrafo". Captaron lo que queríamos decir...
Última actualización 09/09/2008@21:20:15 GMT+1
Tal vez sea una forma muy gráfica de quejarse, pero efectiva, esa de quedarse en pañales delante de una administración para demostrar la verdad casi desnuda de una protesta (casi, porque el streaking, ese modo de denuncia tan de los 70’s ya no se lleva).
En pañales estamos, la mayoría de las veces, los ciudadanos ante los poderes públicos. Como niños pequeños, despojados de nuestros ropajes y ligeramente indefensos. Una protesta como la de los padres de la Escuela Infantil de El Tomillar nos demuestra que, en muchas ocasiones, nos sentimos impotentes ante decisiones que no podemos controlar pero que nos acaban afectando. Y de esas decisiones, las que tienen que ver con la Educación adquieren especial relevancia, ya que en esa educación nos jugamos el futuro de esa parte primordial de la sociedad que son los niños. Así que no nos extraña que los progenitores de los alumnos de la directora destituida hayan decidido mostrarle la verdad (insistimos, casi) desnuda a los responsables de Educación. No irá a ninguna parte, pensarán algunos, pero al menos ya han dejado constancia de su oposición al despido de quien consideran que hasta ahora había estado haciendo su labor perfectamente. Evidentemente la protesta no tiene que ver sólo con la mera destitución de un profesional. La lucha que asociaciones de padres, colectivos de profesionales y sindicatos mantienen con el Gobierno regional por el modelo educativo se recrudece ahora que llega el inicio de un nuevo curso en el que muchos ven un retroceso para la educación pública.
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